Gabriel García Márquez
Definiciones previas
Los géneros interpretativos combinan la información con la opinión y de ese cóctel surgen las crónicas, los reportajes interpretativos, las entrevistas, etc. El reportaje objetivo cumple en gran parte las mismas funciones que la noticia. Presenta bastantes elementos comunes, sobre todo que el periodista mantiene una perspectiva de distancia en la presentación de los hechos. Es un relato descriptivo que no debe incluir opiniones personales o valoraciones del redactor. Quizá el rasgo característico más evidente en comparación con la noticia es que su extensión generalmente es mayor. El reportaje, por tanto, permite al periodista ofrecer un mayor número de datos complementarios que cuando redacta una noticia en la que debe ceñirse a los elementos esenciales, dada la limitación de espacio con la que trabaja.
También encontrábamos diferencias en lo que se refiere al lenguaje. En el caso de la noticia ya sabemos que se aplican unas normas estrictas y un lenguaje bastante definido (sobre todo en las de agencia). En el reportaje el periodista disfruta de una mayor libertad expresiva siempre limitada por la función de informar. Si escribimos un reportaje, podremos utilizar algunas estructuras sintácticas poco frecuentes en las noticias, o elaborar descripciones más creativas, pero no nos podemos olvidar que nuestra función es ante todo informar con profundidad al lector de unos hechos determinados. Si nuestra creatividad supone una dificultad añadida para que el lector pueda recibir esos datos informativos de un modo claro y directo, nos habremos equivocado en el planteamiento.
El reportaje informativo constaba de dos partes: el lead o entradilla, y el cuerpo del mismo. El lead del reportaje pretende ganar la atención del lector desde la primera frase, a diferencia del lead de la noticia que tiene como función prioritaria condensar la esencia de la noticia. No es necesario que la entradilla del reportaje reúna los datos esenciales de los acontecimientos o hechos que se describen. Pretende atrapar el interés del lector para que continúe la lectura del reportaje. Para ello puede aplicar distintas fórmulas de lead utilizando: la ironía, el contraste o la sorpresa. Cuando lo consideremos oportuno podremos utilizar también el lead informativo característico de la noticia.
En el cuerpo del reportaje el periodista tampoco tiene que ceñirse a la estructura de la pirámide invertida casi obligatoria en las noticias. Además de aplicar esta estructura cuando la estime conveniente, el redactor puede combinar datos esenciales con datos complementarios para mantener el interés del lector y la intensidad del relato. Tengamos siempre en cuenta que en el reportaje no es obligatoria la exposición de los datos en estricto orden decreciente de importancia.
El otro gran tipo de reportaje, y la estrella de hoy, es el reportaje interpretativo que sí presenta unas diferencias muy significativas frente al objetivo. El reportaje interpretativo pertenece a los llamados géneros híbridos o interpretativos, combinando componentes propios de los géneros informativos con otros utilizados en los géneros de opinión.
En el reportaje interpretativo el periodista relata un hecho de actualidad pero introduce también determinados juicios de valor. El periodista se permite abandonar su compromiso de permanecer ausente de la información utilizando elementos subjetivos. El movimiento llamado "Nuevo periodismo", que surgió en EEUU en los años 60, desarrolló este tipo de reportajes rompiendo muchos de los tabúes y normas que regían el periodismo (entraremos más en profundidad en esta escuela periodística cuando tratemos el reportaje novelado y otras maravillas del nuevo periodismo).
Los reportajes interpretativos suelen tener una gran creatividad: la libertad lingüística es total, la estructura del relato es libre. El autor puede llegar a recrearse con su propio estilo literario buscando la originalidad. Todo, o casi todo, le está permitido siempre y cuando interese al lector. En España tenemos grandes autores de este tipo de reportajes; por citar alguno, destacan los de Juan José Millás o Manuel Rivas en las páginas del suplemento dominical de El País.
El reportaje interpretativo
Igual que la noticia tiene su género interpretativo en la crónica, el reportaje también puede experimentar esa transformación. No es lo más usual, puesto que el motivo de un reportaje suele radicar en algún acontecimiento cercano y único, mientras que la crónica -cuyo nombre, como ya vimos, está relacionado con cronos, (tiempo) en griego- suele buscar antecedentes y consecuencias, yendo de adelante hacia atrás y viceversa, aunque se refiera a un hecho ocurrido en el día.
El reportaje interpretativo encuentra su mejor acomodo en las publicaciones semanales, quincenales y mensuales (lo que no quiere decir que se excluya de los diarios, principalmente si disponen de suplementos con esa periodicidad). En ellas parece más lógico que el reportero afronte su trabajo teniendo en cuenta un mayor periodo de tiempo, un “cronos” que, además, le permite escribir con distinta presión de cierre de la que rodea al reportero de un diario. Asimismo, el reportero de un semanario tiene la ventaja de apreciar las consecuencias que tuvo dos días más tarde lo que ocurrió hace exactamente tres, y de incluirlo todo ello en un mismo trabajo. Es decir, puede interpretar lo acontecido un día según la evolución inmediatamente posterior. El reportero de un diario también podría utilizar esa ventaja, pero después de haberse pronunciado ya el día en cuestión.
Para el reportaje interpretativo pueden valer las técnicas de las que hemos hablado en las respectivas entregas sobre el reportaje informativo y sobre la crónica. En resumen, harán falta un hilo conductor y mucho cuidado a la hora de calificar los hechos y las personas.
Vemos a renglón seguido un ejemplo:
“¿Qué ha sido del temible Ejército Rojo, orgullo de
(Cambio 16, 10 de febrero de 1997. Silvana Pasquier / Alla Chevenika).
El reportaje interpretativo lleva noticias y entrevistas; puede reunir en su desarrollo a todos los géneros periodísticos; constituye el examen de un tema en el que se proporcionan antecedentes, comparaciones, derivaciones y consecuencias de tal manera que el asunto queda trazado con amplitud y en forma cabal.
Pasos del reportaje
Entre las fases que algunos autores (como Ulibarri, Rojas Avendaño, Vivaldi y Riva Palacio) advierten en la realización del reportaje, están:
1) Elegir el tema, que nace a partir de una idea.
2) Trazar objetivos y enfoque del trabajo.
3) Programar y desarrollar la investigación, incluyendo todo tipo de fuentes: hemerográficas, bibliográficas, documentales, personales, etcétera.
4) Procesar, seleccionar y jerarquizar información: datos básicos y de actualidad, testimonios, ambientes, sobre personas, conceptos, interpretaciones...
5) Estructurar contenido y escribir el reportaje.
6) Publicar.
De manera sintética esas seis etapas pueden resumirse en tres pasos: definición temática, investigación y procesamiento, y escritura y publicación.
Elección temática
Respecto de la elección del asunto por desarrollar, distinguiremos dos tipos de reportaje: los que surgen a partir de las noticias del momento, y aquellos que los periodistas emprenden por propia iniciativa. De hecho, podemos considerar tanto al reportaje informativo como al interpretativo como la profundización contextualizada y enriquecida de la noticia. A su vez, los trabajos periodísticos que no nacen de la actualidad deben su existencia a intereses e inquietudes del propio reportero o editor, en ocasiones a partir de providenciales lecturas o pistas de interés halladas al revisar archivos.
En este contexto, de acuerdo con William Blundell, para responder al porqué y cómo de un suceso, resulta pertinente planear el reportaje en función de seis puntos:
1. Historia: cómo se relaciona el pasado con lo que ocurre hoy.
2. Alcance: qué tan generalizado y variado es el fenómeno, a quién afecta y de qué manera.
3. Causas: por qué motivo ocurre hoy ese hecho.
4. Impacto: cuáles son las consecuencias.
5. Contracorrientes: qué dicen y hacen fuerzas contrarias.
6. Futuro: qué podría suceder en ciertos casos y si no se resuelve el problema en cuestión.
La investigación periodística, por su parte, requiere de un proceso de planificación. Para introducirse en algún tema, se recomienda acudir primero a la hemeroteca o a bancos de datos o navegar en el ciberespacio, con el propósito de hallar y extraer información de apoyo sobre los antecedentes de un asunto determinado y gracias a la cual podría tener una perspectiva sobre lo que se ha publicado, omitido o soslayado del mismo.
Posteriormente, vale la pena rastrear, revisar, leer y marcar libros, revistas y toda clase de documentos referentes al tema. Y para redondear el trabajo investigativo, resulta imprescindible entablar contacto directo con protagonistas de la información y concertar entrevistas, sondeos, indagaciones, y rescatar puntos de vista e interpretaciones tanto de ellos como de testigos, contrapartes, expertos, representantes, y con toda persona que pueda facilitar más informes, opiniones o testimonios de interés. Raymundo Riva Palacio asegura que las pesquisas han de concluir cuando el periodista sepa más sobre el tema que sus interlocutores.
Una vez reunido todo ese caudal informativo, el reportero debe establecer criterios para su jerarquización y procesamiento de acuerdo con el enfoque y los objetivos previamente marcados.
Redacción y estructuras
Al respecto, Gabriel García Márquez resalta con acierto: “El reportaje es como una salchicha: debes saber dónde empieza y dónde acaba. Porque si no, lo vas llenando de datos y nunca terminas”.
Y en efecto: es conveniente trazar un esquema previo antes de emprender la redacción, a fin de no perderse en el cúmulo de datos, establecer las etapas más importantes, y darle unidad y coherencia al relato. Tal esquema o estructura de contenido incluye:
a) Entrada,
b) introducción o contexto del asunto,
c) desarrollo y
d) conclusión o remate.
Entradas. Las mejores entradas son como los umbrales de las galerías comerciales: misteriosas. Dejan al transeúnte -en este caso al lector- en suspenso y con la curiosidad de conocer qué hay dentro; en suma, lo dejan con una pregunta sin respuesta en la mente. El propósito es llevar al lector a leer el siguiente párrafo y muchas veces, si se tiene éxito, a todos los demás párrafos.
García Márquez prefiere la entrada anecdótica: “Piensa en la anécdota que más te impresionó y escríbela. Siempre es difícil, pero siempre sale”.
Aquí podéis ver una completa tipología de las entradas periodísticas:
a) Noticiosa, sintética o de panorama: resumen del asunto o visión panorámica de lo que se va a tratar.
b) Descriptiva: pinta escenarios donde se desarrollará el reportaje.
c) Histórica o narrativa: empieza relatando un suceso en plan secuencial.
d) Contrastada: ofrece elementos de comparación o contraste en torno al tema.
e) Analógica: presenta comparación o contraste, pero a manera de metáforas.
f) De definición: define los principales elementos del trabajo periodístico.
g) De juicio: plantea juicios o críticas u opiniones del reportero sobre el asunto por abordar.
h) De detalle: resalta un pequeño pormenor (escena, frase, anécdota, diálogo, etcétera) para enganchar al lector.
i) Coloquial: con una pregunta u otro tipo de expresión que busca involucrar al lector, sugiere un diálogo con el mismo.
j) De cita: refiere una declaración central como hilo conductor del reportaje.
Desarrollo. Existen varias estructuras para organizar el desarrollo del reportaje:
a) Por bloques temáticos: breves asuntos específicos que se van concatenando a lo largo del texto.
b) Cronológica: en el orden que ocurrieron los hechos; muy similar a la crónica.
c) Dialéctica: utiliza más puntos de vista que información y sobre ciertos puntos se van tejiendo contrastes, similitudes, diferencias...
d) En orden a la investigación: se refieren las aristas informativas de acuerdo a como se han encontrado.
e) Enigmática: busca crear suspenso narrativo y en función de ello se organiza y presenta la información.
f) Por elementos de investigación: sea por personas, documentos o lugares.
g) Por fuentes: conforme a la calidad noticiosa o relevancia de los informantes o documentos.
h) Por escenas: narra y describe acontecimientos, personas o lugares para fundamentar el problema en cuestión.
i) Coloquial: libertad en su presentación y sin orden definido; las circunstancias imponen la secuencia del relato; muy usada por escritores.
Es importante señalar que en torno a tales estructuras no existen linderos inamovibles. Por tanto, el reportero, si así lo considera conveniente para los fines de su trabajo y lo hace dándole una coherencia interna, puede tomar lo mejor de alguna o algunas de las estructuras arriba expuestas.
En el cuerpo o desarrollo, entonces, el periodista sustenta el enfoque ideado desde el principio, en función del cual va enlazando los elementos informativos, analíticos, opinativos y de interpretación para dar cuenta cabal del asunto tratado y luego concluir con un broche de oro conocido como remate o cierre.
Subtítulos. Éstos son altos en el camino del texto que sirven para:
1. Ordenar: agrupando tramos de un texto extenso referidos a un mismo aspecto. Esto también se refiere al ordenamiento mental del lector.
Puede ocurrir que al terminar el texto, una vez que lo revisemos, descubramos que uno o más subtítulos deben ser suprimidos o, también, que notemos que falta un subtítulo en una zona del cuerpo de texto. Las divisiones que otorgan los subtítulos sólo serán funcionales y correctas en la medida en que las partes que lo constituyen se mantengan ligadas, aun cuando se opongan o contrasten. Además, hay que cuidar que el texto que secunda al subtítulo no responda a un tema distinto del principal del reportaje.
Remates. El remate viene a ser como el tiro de gracia para un condenado o la única y gran cereza del pastel: puede subrayar, sintetizar, sugerir, redondear, proyectar... Lo importante del cierre consiste en que significa la despedida del lector y por ello necesita ser breve, significativo y memorable.
Algunos tipos de remate son los siguientes:
a) De retorno: cierra con el elemento informativo referido en la entrada.
b) De conclusión: sintetiza conclusiones lógicas.
c) De sugerencia o llamamiento: se aconseja o se sugiere.
d) De detalle: pequeño elemento "puede ser una anécdota" que resume el contenido del reportaje.
e) Rotundo: frase u oración enfática que refleja el sentido de la investigación.
El reportaje, en suma, constituye el género periodístico con mayor exigencia investigativa; que ofrece total libertad para desarrollar un estilo literario; y gracias al cual se conocen a los verdaderos escritores del periodismo.
Rompiendo la estructura
Un texto debe tener vida. La vida es movimiento, se constituye por altos y bajos, por tensiones y distensiones. Un texto también. Un reportaje debe tener este desarrollo móvil; debe mostrar que en él hay vida, nervios, jugos, fluidos, amores, odios y pasiones. Un reportaje debe tener un inicio, un desarrollo, un clímax y un cierre, no importa cuál sea su orden. Se puede comenzar por el cierre, seguir por el inicio, continuar con el desarrollo y acabar con el clímax. Se puede jugar, la curva dramática la dibuja y la define el periodista. Este es el momento para jugar con el "flash-back" y el "racco".
Como autores debemos saber lo que irá ocurriendo en el texto, pero jamás debemos anticipárselo al lector... ya saben, no queremos que nuestro trabajo termine como envoltura de pescado. Cualquier anticipación que hagamos evitará que el lector se asombre o emocione con lo que viene; se romperá la magia y el juego de seducción.
Después de enunciar algo general, podemos pasar a un detalle. Pero ir de un detalle hacia lo generales infinitamente más difícil y requiere que la particularidad sea realmente determinante en la generalidad.
Cuando hablamos demás aburrimos. Nos arriesgamos a que el lector nos abandone. "Cuál es el límite" Sólo debemos explicarle al lector aquello que realmente amerite explicación. Hay que saber diferenciar lo accesorio de lo principal; escribir más de algo no siempre agrega información.
Utilizar recursos literarios como la metáfora y la comparación enriquecerá el texto siempre y cuando el recurso sea acertado y creativo. Por ejemplo, decir que "esta mujer tiene un cabello dorado como el trigo maduro en una tarde de estío" es jugar con la metáfora y la comparación de un modo demasiado poco creativo, pues este tipo de metáforas y comparaciones fueron muy utilizadas por los románticos. Pero decir que "su pelo amarillo natural se enrosca como el humo de un puro expuesto a una leve corriente de aire" es creativo, atrae y mueve.
La imagen es otro recurso literario que podemos usar para crear efectos de alto interés para nuestros lectores. La imagen es más potente que la metáfora y la comparación, pues recrea un hecho verdaderamente ocurrido en el pasado, reinyectándole fuerza viva. Cómo se accede a la imagen: mediante la reconstrucción de escenas y diálogos. Así de simple. Eso sí, es reconstrucción, recreación, no creación ni construcción; es verdad, no creación imaginaria. Aquí generalmente se utiliza el presente como tiempo verbal, pues es más directo y provoca más choque y emoción.
Y ya que hemos tocado, aunque tangencialmente, el tema de los tiempos verbales, hay que recordar que cada vez que escribimos, debemos mantener la continuidad verbal en nuestro texto. Ojo, esto no es nada fácil. Por lo mismo, no basta con intentar lograrlo mientras vamos escribiendo, debemos poner especial atención en esto en el momento de la corrección y edición.
Cada vez que escribimos debemos tener en cuenta las expectativas y aspiraciones del lector. Es bueno detenerse cada cierto punto para pensar en las dudas que le podrían surgir al lector a través de la lectura. Si descubrimos que no hemos dado respuesta a alguna de estas dudas, volvamos atrás y busquemos la forma de hacerlo. Recordemos que escribimos para otros y esos otros no saben todo lo que nosotros sabemos respecto del tema que hemos investigado.
Finalmente, una vez concluida la redacción total del reportaje debemos revisarlo, corregir las faltas de ortografía, redacción y contenido. Eliminar todos los ripios, todo lo que sobra y redunda. Cerciorarnos de que todos los párrafos están perfectamente encadenados, que las oraciones y párrafos tienen sentido, que se entienden por sí solas y en el contexto. Debemos EDITAR. Tras la primera edición es aconsejable que sometamos el texto a la revisión de alguien que sabe más que nosotros (para que nos corrija críticamente) o que no conoce nada sobre el tema (para ver si entendió lo que expusimos y si entendió exactamente lo que nosotros le queríamos comunicar).
El paso siguiente es la impresión y de eso se encargarán las rotativas o los servidores de Internet.
El Reportaje interpretativo
Escuela de Escritores: Cursos de redacción y creación literaria Derechos Reservados.
11 comentarios:
Me ayudaste mucho. Gracias
Digo lo mismo, un placer introducirse así en el mundo de la escritura. Gracias! C
Buenísimo. La verdad es que me ayudaste mucho!
buena informacion,, asi aprendemos mucho mas..
super buena información y muy veraz ppor cierto
Tu blog es una Cagada bro nada resumido no me ayudo ni mierda, me chupas un huevo
Tu blog es una Cagada bro nada resumido no me ayudo ni mierda, me chupas un huevo
Quisiera saber si existe una extensión máxima del reportaje, eche de menos esa información en todo el artículo. Si pudieran aportarme con ese dato se agradece.
Gracias, excelente artículo !!!
Esta excelente!! fue y aun es una gran ayuda en los trabajos que nos dejen de ahora en adelante. Te agradezco un monton
Jorge Juiz7 de abril de 2017, 5:42
¿Por qué te ESCONDES detrás de un anónimo para insultar: DA LA CARA?!
El blog es una MARAVILLA: ENHORABUENA! Jorge Juiz
Jorge Juiz7 de abril de 2017, 5:42
¿Por qué te ESCONDES detrás de un anónimo para insultar: DA LA CARA?!
El blog es una MARAVILLA: ENHORABUENA! Jorge Juiz
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