sábado, 30 de abril de 2011

sábado, 12 de marzo de 2011

La entrevista periodística

Podría decirse que la entrevista es como una conversación entre dos personas, conocidas o no, en la que una interroga sobre uno o varios temas y espera que la otra dé respuestas --tal vez íntimas o comprometidas— que no hayan sido reveladas a otra persona. Hasta aquí, la definición se aplicaría no sólo a la entrevista periodística sino que podría extenderse a otro tipo de entrevistas, como las laborales, judiciales, etc.

El periodista Jorge Halperín, en su libro “La entrevista periodística ”(Paidós. 1995), define a la entrevista como la más pública de las conversaciones privadas, ya que desde lo formal, funciona como un diálogo privado: exige proximidad, intercambio, presencia desde lo personal, cierto clima de intimidad; pero sin embargo sabemos que está construida para el ámbito público.

Es una conversación en el que el centro del diálogo es uno de los interlocutores, el entrevistado, de quien el entrevistador debe conseguir las mejores respuestas posibles. Existen distintos tipos de entrevistas, que estarán determinadas por el perfil del entrevistado y el medio para el que trabaja el periodista.

La actitud del periodista debería ser la de pasar desapercibido para que pueda lucirse el entrevistado. Y el oficio del periodista, la inteligencia de sus preguntas es lo que marcará la calidad de las respuestas, aun cuando el entrevistado resulte difícil de entrevistar, o sea consultado de manera permanente, por lo que se dificulta encontrar una pregunta que no haya sido hecha antes.

En este sentido, la construcción de la entrevista es casi un trabajo artesanal, en el que el oficio, la sensibilidad y la profesionalidad de quien la realiza hará que se trate de una entrevista más o, por el contrario, que logre desnudar el alma del entrevistado --en el caso de una entrevista personal-- o aquella declaración que provoque una noticia, si se trata de una entrevista política.

Partes de una entrevista

La entrevista puede dividirse en tres partes fundamentales, que determinarán el éxito del resultado: el antes, el durante y el después de la realización.

El antes tiene que ver con la preparación de la entrevista. La selección del entrevistado, en primer lugar. Un entrevistado puede elegirse por varios motivos: porque es famoso, porque es representativo de algún tema, porque es un personaje interesante, porque está ligado a una noticia, porque sabe sobre un determinado tema o por sus ideas. El periodista debe ser consciente de las razones por las que ha sido elegido su entrevistado y --sobre todo-- lo que espera lograr con esa conversación. Esto puede ser: conseguir una revelación, que realice una denuncia, mostrar una faceta desconocida de un personaje conocido, que se explaye en un tema que resulta de interés para la gente o tal vez, mostrar su personalidad a través de la entrevista.

Una vez definido el objetivo de la entrevista, deberá comenzar una minuciosa tarea de archivo. Buscar abundante información sobre el entrevistado es fundamental a la hora de organizar la entrevista. No es aconsejable realizar una entrevista improvisada. Se pueden –de hecho, siempre sucede— agregar preguntas en el momento de la entrevista, pero es recomendable llevar redactadas, al menos diez preguntas para hacerle al entrevistado acerca de varios temas y sobre todo conocer sobre el entrevistado.

De esa manera podrá improvisarse con el entrevistado enfrente, repreguntar –instancia fundamental en la entrevista—y moverse con tranquilidad en el momento de la charla.

A la hora de preparar las preguntas, hay que tener en cuenta algunos requisitos para que la pregunta sea interesante y le permita lucirse al entrevistado.

 Por ejemplo:
· Que sea clara.
· Que invite a contestarla.
· Que sea abierta.
· Que permita profundizar sobre el tema del que se habla.
· Que invite a lo nuevo.
· Que invite al entrevistado a explayarse, etc.

En otras ocasiones, cuando la intención es entrevistar a alguien por los conocimientos que posee sobre un tema en particular, no es tan importante conocer sobre él como sobre el tema. Si, por ejemplo, hay que entrevistar a un especialista en biotecnología, es importante saber bastante sobre el tema, para que las preguntas resulten interesantes.

Una vez realizada la entrevista, viene la tarea final, que es la edición. Luego de desgrabar la conversación, viene el momento de seleccionar cuáles son las mejores respuestas, los mejores tramos, aquellos que no pueden faltar, o aquellos que pueden desecharse sin que influyan en el resultado final.

El periodista deberá decidir si armará la entrevista en el formato pregunta- respuesta o elegirá la forma de un relato. Estas decisiones, junto con el orden de las repuestas –no es necesario que se respete el orden exacto de la entrevista—y la selección del título, son aspectos fundamentales, tanto como la redacción de las preguntas o la entrevista misma.

Para ampliar sobre el tema entrevista, se recomienda la lectura de:

HALPERÍN, Jorge “La entrevista periodística”, Paidós, Buenos Aires, 1995.

Gilio; María Esther “EmerGentes”, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1986

Por: Red de Escuelas Medias

domingo, 6 de marzo de 2011

El mito del "lead"

La conocida estructuración de la nota periodística exige un primer párrafo que responda a las preguntas  básicas de lugar, tiempo, sujeto de la acción y modo de la acción. Ese párrafo es llamado convencionalmente lead.

Esta estructura nos lleva al problema de qué precede a qué, ¿el huevo o la gallina?, pues supone la inexistencia de los antecedentes de los que trata la noticia o más bien la ilusión de una ausencia-presencia de éstos.

Al mejor estilo del Deus Absconditus (Dios Oculto) de Lutero, que plantea una divinidad que no está ahí y sin embargo lo está, el lead vela las circunstancias previas de una nota tal como el velo de la naturaleza visible cubre al dios revelatus-absconditus sustituyéndolo. Pero como Babieca dijo a Rocinante en las páginas previas de El Quijote: “metafísico estáis”, así que dejemos la teología a un lado y volvamos al lead.

Tres mitos de creación (el de Ovidio en sus Metamorfosis, del Génesis y del Popol Vuh) coinciden en que “al principio” no es que no hubiese nada, sino que todo estaba “mezclado” (significado verdadero de “caos”) y viene una divinidad y separa ese revoltijo preexistente: “arriba yo, abajo los hombres; arriba cielo, abajo tierra, etc.”. Antecedentes hasta en los mitos de creación. Pero, como hubiese dicho un Babieca anacrónico a Rocinante: “Cosmogónico estáis”, así que dejemos la mitología y volvamos a nuestros zapatos, es decir al lead.

En el Impresionismo se pone en escena la distancia del “punto de vista” respecto del lienzo. Lo que está en juego aquí, entonces, es una “irrealidad” que de lejos no parece tal (un cuadro impresionista de lejos se ve muy “fiel” a una representación de lo real, de cerca se aprecia que las formas se diluyen, se mezclan o se separan de manera imprecisa, con pinceladas deliberadamente mal disimuladas): anteponerse incluso en lo crudamente visible. Pero como diría un Babieca improbable a Rocinante: “¡pictórico estáis”, así que volvamos al lead.

La influencia en la historia de la literatura, la música, la filosofía, los discursos científicos, etc.  muestra que no hay “obra”, proposición o tesis  (lead en nuestro caso discursivo) que no tenga un ascendente del pasado, del que si no se hace mención lo demás realmente deviene incomprensible. Tal el problema del huevo o la gallina. Pero como diría un Babieca imposible a Rocinante: ¡avícola estáis, mi rocín, asaz medraríais en volviendo al lead!

jueves, 13 de enero de 2011

Desde este año rigen las nuevas reglas ortográficas

A partir del 1 de enero de 2011 se pusieron en vigencia las nuevas reglas y recomendaciones incluidas en las 745 páginas de la flamante edición de la “Ortografía de la lengua española”, editada en diciembre de 2010 por la Real Academia Española (RAE) y cuyo nacimiento generó una serie de cuestionamientos, dudas y polémicas.

El propio presidente de la RAE, José Manuel Blecua, se esmeró en aclarar en los últimos días del año que pasó que la mayoría de las modificaciones anunciadas por los medios como "cambios impuestos" por esa institución no son más que "simples recomendaciones", mientras que las alteraciones más radicales "sólo obedecen a la consolidación de reglas" que en la edición anterior de la “Ortografía”, publicada en 1999 y con 577 páginas menos que la actual, presentaban alternativas en su empleo o aparecían como recomendaciones.

Los cambios se aplican en palabras como "guión", "huí", "Sión", "truhán" o "fié", que desde ahora deben escribirse obligatoriamente sin tilde, a no ser que sean empleadas, como en esta nota, para dar cuenta de la modificación de la regla.

Pero desde la RAE se insistió en que el uso de las nuevas formas prescindentes de acentuación ortográfica ya habían sido aprobadas 11 años atrás, por lo que tal supresión representa, apenas, la ratificación de una regla preexistente que no fue debidamente acatada tras su presentación.

En la lista de las imposiciones más drásticas, también se hace notar la muerte de la tilde en la conjunción disyuntiva "o" cuando es escrita entre números, lo que originalmente se recomendaba para que la letra "o" no fuera confundida con el número "0". Ya no estará bien escribir "4 ó 5". Además, ya no existen más los ex presidentes ni los ex maridos, aunque sólo nominalmente, porque luego de las modificaciones publicadas en la “Ortografía de la lengua”, pasaron a ser "expresidentes" y "exmaridos".

La nueva edición de la “Ortografía” de la RAE decidió además en algunas palabras cambiar la "q" por la letra "c" o "k", dependiendo del caso. Así, "Iraq" será "Irak", "Qatar" se escribirá "Catar", "quásar" será "cuásar" y "quórum" ahora será "cuórum". Ello se debe a que en nuestro sistema de escritura la letra "q" sólo representa al fonema "k" en la combinación "qu" antes de la "e" o la "i", por lo que escribirla en estas otras palabras "representa una incongruencia con las reglas".

sábado, 30 de octubre de 2010

La entrevista periodística, aspectos redaccionales

Extremadamente útil esta presentación de la profesora Moraima Guanipa sobre los aspectos redaccionales de la entrevista periodística, que aclara varias dudas como el uso de las comillas y los atributos, el orden de las preguntas, recomendaciones para títulos, etc.




Real Academia Española, no Real Academia de la Lengua

La Fundación del Español Urgente recuerda que no es apropiado llamar a la Real Academia Española (RAE) Real Academia de la Lengua ni Real Academia de la Lengua Española.

La Fundéu BBVA ha advertido que en las noticias referidas a las palabras que se van a incorporar al Diccionario de la lengua española se da con mucha frecuencia el error de denominar Real Academia de la Lengua o Real Academia de la Lengua Española a la institución cuyo auténtico nombre, el que debe usarse para denominarla, es Real Academia Española.

El nombre de la Real Academia no incluye, pues, mención al idioma español, aunque en él se centre el quehacer de la institución y esta forme parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

¿Cómo se escribe Día de Todos los Santos? Con mayúscula

La Fundación del Español Urgente recuerda que Día de Todos los Santos, Día de los Fieles Difuntos y Día de los Muertos (México) se escriben con mayúscula inicial por referirse a los nombres oficiales de estas festividades religiosas.

Con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos, del Día de los Fieles Difuntos y del Día de los Muertos el 1 y 2 de noviembre, es frecuente leer en los medios de comunicación frases como: «Mucha lluvia para el puente de todos los Santos», «Tráfico fija un operativo para atender los desplazamientos del Día de los Santos», etc.

Según el Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas de José Martínez de Sousa, solo se escribe con mayúscula inicial el nombre de estas festividades religiosas cuando corresponde a la designación oficial, por tanto: Día de Todos los Santos, Día de los Fieles Difuntos y Día de los Muertos.

Sin embargo, cuando nos referimos a estas fiestas religiosas con un nombre que no sea el oficial, la parte genérica (día) se escribe con minúscula inicial, por tanto: día de los Santos, puente de los Santos, día de los Difuntos, etc.

Se recomienda, pues, que en ejemplos como los anteriores se escriba: «Mucha lluvia para el puente de Todos los Santos», «Tráfico fija un operativo para atender los desplazamientos del día de los Santos», y que se reserve el uso de las mayúsculas únicamente cuando se escriba el nombre considerado como oficial.

viernes, 10 de septiembre de 2010

8 consejos para corregir textos literarios

Una de las cosas más difíciles y a la vez más útiles es autocorregirnos mientras escribimos ficción. Como escritores, una de las cosas que podemos y debemos hacer siempre es corregir nuestros errores antes de entregar el manuscrito a un tercero. De esta manera nos aseguraremos de que la página ofrece aquello que realmente queremos transmitir. Esta corrección la podemos dividir en dos clases: gramatical y artística.

En nuestro proceso de creación literaria hemos ido encontrando una serie de elementos a tener en cuenta que ayudan a revisar los textos. Pero antes, ten en cuenta dos cosas: Una, esto es labor de edición. No la realices mientras estás en plena creación, es decir: escribiendo desde cero. Segunda: si descubres que estas sugerencias destruyen tu propia voz adáptalas tanto como puedas para que funcionen. Puede que lo que te funcione a ti sea diferente de lo que yo sugiero.

Corrección del arte de tejer historias

Para mí es mejor hacer de la corrección una parte de mi rutina diaria. Para algunas personas es mejor corregir lo que escribieron durante la sesión anterior. Si mientras corriges tienes estos puntos en mente… puedes acercarte algo más a eso que se considera aceptable.

1. ¿Estoy usando el punto de vista adecuado?

Lo mejor es, si empiezas una escena usando un punto de vista, que finalices la escena con el mismo punto de vista. El punto de vista debe pertenecer o bien al personaje principal o bien al personaje que tiene la visión más interesante de lo que está sucediendo.

2. ¿Finaliza el capítulo animando al lector a continuar leyendo?

Usa el final de cada capítulo para lanzar al lector ha02cia adelante. Son los enganches. Creo que hablé de ellos en un anterior artículo de la revista.

3. ¿La coreografía de la escena está suficientemente clara como para que el lector entienda como se mueven los personajes en ella?

Si manejas muchos personajes y durante la acción se mueven, te puede ser útil dibujar un diagrama para ilustrar sus movimientos y no hacer que se pisen unos a otros. Consulta el artículo: "Escenificando las escenas de acción".

4. ¿Los personajes piensan demasiado? ¿Actúan demasiado poco?

Decir lo que piensa un personaje y cómo reacciona es más fácil que describir la acción. Sin embargo es muchísimo más efectivo situar a los personajes en la acción y demostrar sus sentimientos e ideología en relación con el escenario y los otros personajes. Puedes hacerlo a través de la acción y el diálogo. Lee a Dashiell Hammett, era un maestro en esto. También Elmore Leonard.

5. ¿Quedan claros los motivos y las emociones?
Deja siempre muy claro al lector los porqués de tu personaje. Porqué actúa tal y como lo hace y porqué siente lo que siente

6. ¿Es realista el diálogo? ¿Tienen voz propia los personajes?

Ya que el diálogo te ayuda a avanzar la acción es muy fácil embarcarse en un diálogo pregunta-respuesta-pregunta-respuesta. No importa que des mucha información en un diálogo, lo que digas tiene que sonar creíble y natural. Ha de sonar como si dos personas estuvieran conversando. El diálogo jamás debe parecer un interrogatorio... a no ser que realmente lo sea, con lámparas, esposas y toallas mojadas.

7. ¿Das demasiados atributos al diálogo?

“El dijo” y “Ella contestó” deben usarse sólo para clarificar quien habla. Si gritan o suspiran debe demostrarse a partir de la acción y por lo que dicen. Evita cosas como “Ella replicó enfadada”.

8. ¿Avanza la historia?

¿Has contado lo que debe saberse del personaje en el tiempo necesario o has ofrecido demasiada paja? Recuerda esta máxima. Quita todo lo que sobre.

Puedes usar esta lista para empezar una propia. Es probable que añadas otros elementos a medida que te cuestiones tu escritura. Pero sobre todo recuerda que la corrección está reñida con la creación. Debes marcar dos momentos diferenciados para realizar ambas tareas. Mientras escribes, simplemente aleja al corrector que hay en ti y dedícate a escribir. Luego ya leerás tus páginas con ojo crítico.

Gramática

- Rodéate de diccionarios que puedas consultar. Busca manuales de estilo que sean adecuados a tu bolsillo... en las dos acepciones de la frase.

- Confecciona una lista con las palabras que tiendes a escribir con más frecuencia e intenta eliminarlas de tu trabajo sin que pierda significado.

- Busca los adverbios terminados en –mente. Mientras escribes quieres poner las palabras en la hoja o la pantalla cuanto antes, pero al corregir evita todo lo que retarde la acción. Estos adverbios lo hacen. Intenta cambiar los adverbios que acompañan a un verbo genérico por un verbo de acción más fuerte. Por ejemplo “caminó lentamente” por “deambuló”. No seas Lovecraft... Ya murió.

- Busca frases con pronombres confusos y arréglalas.

- Elige un estilo y adhiérete a él. Si a un editor no le gusta algo de tu estilo ya sugerirá cambios. No te preocupes

sábado, 22 de mayo de 2010

Ni "fraticida", no "fatricida"; lo correcto es "fratricida"

La Fundación del Español Urgente señala que el término correcto para referirse a una persona que mata a su hermano es fratricida.

Con demasiada frecuencia aparecen en los medios de comunicación noticias en las que se usan las siguientes formas incorrectas: «El presunto fraticida se encontraba en tratamiento psicológico» o «La madre del presunto fatricida aseguró que el procesado engañó a la víctima».

La Fundéu BBVA recuerda que el término correcto para estos casos es: fratricida.

Por este motivo lo que se debía haber escrito en las noticias anteriores hubiera sido: «El presunto fratricida se encontraba en tratamiento psicológico» o «La madre del presunto fratricida aseguró que el procesado engañó a la víctima». (Fundéu)

"atentados suicidas", no "atentados suicida"

La Fundación del Español Urgente advierte que son incorrectas expresiones como atentados suicida o ataques suicida, en lugar de atentados suicidas o ataques suicidas.

En algunas noticias referidas a los últimos atentados cometidos por terroristas suicidas en Rusia e Iraq, aparecen las expresiones atentados suicida, terroristas suicida y ataques suicida: «Al menos 30 personas murieron y 168 resultaron heridas el domingo en tres atentados suicida perpetrados en Bagdad»; «Uno de los ataques suicida de Moscú fue cometido por una adolescente».

‎Cuando suicida, dicho de un acto o de una conducta, significa ‘que puede dañar o destruir al propio agente’, es un adjetivo, y por lo tanto, debe concordar en número con el sustantivo al que acompaña.

‎No está, pues, justificado que a atentados, terroristas y ataques, ambos en plural, los acompañe el singular suicida, y por ello en los ejemplos señalados debería haberse escrito atentados suicidas y ataques suicidas.
 (Fundéu)

"señalizar" y "señalar" no significan lo mismo

La Fundación del Español Urgente explica que el uso de señalizar con el sentido de 'indicar o dar noticia de algo' es erróneo y que lo adecuado en estos casos es utilizar el verbo señalar.

En muchas noticias deportivas se produce una confusión entre los verbos señalar y señalizar, y por ello es frecuente leer o escuchar frases como «Poco antes de acabar el primer tiempo el arbitro señalizó otro penalti al equipo visitante», «Ya en tiempo de descuento el árbitro señalizó una falta en la misma frontal del área» o «Al asturiano se le señalizó un fuera de juego inexistente».

Señalizar significa 'colocar señales en un lugar, especialmente señales de tráfico para regular la circulación', y señalar, entre otras acepciones, 'hacer señal para dar noticia de algo'.

Lo que se quería decir en esos casos es que los árbitros señalaron las faltas mencionadas, pues las indicaron, y no las señalizaron, ya que no colocaron señal alguna en el campo de fútbol.

Por tanto, la Fundéu BBVA indica que en los ejemplos anteriores se debería haber escrito: «Poco antes de acabar el primer tiempo el arbitro señaló otro penalti al equipo visitante», «Ya en tiempo de descuento el árbitro señaló una falta en la misma frontal del área» o «Al asturiano se le señaló un fuera de juego inexistente». (Fundéu)

"Inglaterra", "Reino Unido" y "Gran Bretaña" no son lo mismo

La Fundación del Español Urgente recomienda que no se usen como sinónimos Inglaterra, Reino Unido y Gran Bretaña pues los tres nombres responden a realidades geográficas diferentes.

En las informaciones relacionadas con las próximas elecciones británicas, el 6 de mayo, se lee o escucha la utilización indistinta de Inglaterra, Reino Unido y Gran Bretaña cuando el nombre oficial de ese país es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, aunque lo habitual es utilizar su forma corta: Reino Unido.

La Fundéu BBVA recuerda, por tanto, que Gran Bretaña no es sinónimo de Reino Unido, puesto que se deja fuera a Irlanda del Norte y que tampoco lo es Inglaterra, que solo es una parte del país, como lo son Gales, Escocia e Irlanda del Norte.

En lo que respecta al gentilicio de ese país, si bien lo habitual es hablar de inglés, resulta más adecuado el término británico. (Fundéu)

"Inglaterra", "Reino Unido" y "Gran Bretaña" no son lo mismo

La Fundación del Español Urgente recomienda que no se usen como sinónimos Inglaterra, Reino Unido y Gran Bretaña pues los tres nombres responden a realidades geográficas diferentes.

En las informaciones relacionadas con las próximas elecciones británicas, el 6 de mayo, se lee o escucha la utilización indistinta de Inglaterra, Reino Unido y Gran Bretaña cuando el nombre oficial de ese país es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, aunque lo habitual es utilizar su forma corta: Reino Unido.

La Fundéu BBVA recuerda, por tanto, que Gran Bretaña no es sinónimo de Reino Unido, puesto que se deja fuera a Irlanda del Norte y que tampoco lo es Inglaterra, que solo es una parte del país, como lo son Gales, Escocia e Irlanda del Norte.

En lo que respecta al gentilicio de ese país, si bien lo habitual es hablar de inglés, resulta más adecuado el término británico. (Fundéu)